Meternos en el mundo de las puntas es inmenso y hay muchas cositas para charlar. Pero esta vez me pareció interesante convocar a Elisa para que nos cuente un poco como cuidar nuestras puntas y alargarles un poco la vida =)
¿Cómo alargar la vida útil de unas puntas?
Por la Lic. Elisa D´Agustini – Revival – Restauradora de puntas
Las puntas son el principal accesorio de la bailarina clásica.
Son tan principales, que más que un accesorio, se consideran un esencial.
Unas buenas puntas (y con esto no me refiero a las más hermosas ni las más caras, sino a las que mejor te funcionan con tus necesidades) no sólo te ayudan con la técnica, sino con una correcta alineación del cuerpo para prevenir lesiones.
Y sin embargo, su vida útil es quizá demasiado corta.
Las zapatillas de punta se crearon en la primera mitad de 1800, cuando los materiales disponibles eran únicamente materiales nobles, sacados de la naturaleza. Y si hay algo que es el ballet, es tradicional. Por ello, y salvo algunas excepciones, siguen construyéndose de la misma manera.
Estos materiales, que básicamente son telas de algodón y arpillera encolados, deben resistir no sólo la fuerza del empeine que lucha para que se amolden a sus necesidades (y es ahí cuando el shank se quiebra y muere) sino el calor corporal y la transpiración, que diluye el pegamento poco a poco.
Como ven, son varios los factores que afectan su durabilidad:
- La vida de las puntas varía de quién las usa. No es lo mismo una primera bailarina, que usa entre dos y tres pares por función en un ballet largo, que una estudiante cuyo pie todavía está fortaleciéndose y aún no tiene la fuerza necesaria para amoldarlas.
- La humedad ambiente, así como el calor (y en consecuencia la transpiración), también hará que el pegamento que les da forma y fuerza se diluya más o menos rápido.
Por ello, si queremos que las puntas nos duren más tiempo, debemos tener algunos cuidados:
En primer lugar, tratar de mantenerlas lo más secas posibles. Esto se puede lograr de varias
formas, que yo aconsejo poner en práctica juntas:
– Usar talcos o desodorantes, especialmente cuando hace calor, no sólo ayuda a evitar transpirar, sino que hace que sea el talco el que absorba la humedad, en lugar de la tela.
– Al terminar de usarlas, es bueno ponerles papel por dentro, que ayude a absorber la humedad que haya quedado. A mi me gusta añadir también una bolsita de té, porque ayuda con los olores desagradables.
– Guardarlas en una bolsa de red (hay algunas casas de puntas que las venden, sino es muy sencillo hacer unas con un trozo de tela de red o tul). Al llevarlas por separado de la ropa y toallas usadas, evitamos que las humedezcan, y el aire que les pasa a través de este tipo de telas las ayuda a secarse. Si no te gusta la idea de la bolsita, simplemente atalas por fuera de la mochila y de paso le proclamás al mundo lo orgullosa que estás de ser bailarina.
– Una vez llegás a casa, hay que sacarles el papel y dejarlas en un lugar aireado.
En segundo lugar, podemos alargarles un poco el tiempo que tardan en quebrarse añadiéndole – en las zonas que sabemos que nuestro pie hace fuerza – un poco de Jet Glue que, bajo ese nombre tan elegante, no es más que un adhesivo cianoacrilato que podés conseguir en cualquier ferretería.
Es importante ponérselo cuando están nuevas, ya que hace más efecto que si lo añadimos cuando ya están blandas. Esto refuerza el pegamento original, y ayuda a evitar que la humedad lo diluya.
Finalmente, en lo posible, rotar varios pares cuando tomamos clases a diario, les da tiempo a que se sequen bien entre clase y clase, lo que les alarga la vida considerablemente.
Sobre todo, debemos recordar que no son eternas, y que usar una punta muerta puede conllevar riesgo de lesión. Por ello, una vez no da más de sí, es importante sustituirlas o restaurarlas.
Sobre Elisa D´Agustini: Es Licenciada en Artes Plásticas con orientación Escenografía, y Caracterizadora Teatral. Como tal, ha trabajado en teatros como el Teatro Colón, C.C San Martín, 25 de Mayo, Maipo, Astros y Metropólitan, entre otros. Es docente en la Universidad Nacional de La Plata y en la Universidad del Salvador. Hace dos años, unió sus conocimientos de danza con su formación profesional para crear Revival, un emprendimiento en donde restaura puntas de ballet.